Acojamos también nosotros al Espíritu Santo, pero sabemos que nos
ilumina igual que la luz del sol, sin pedirnos permiso, nos ilumina, fortalece,
acoge, nos muestra el camino, ayuda a conseguir paz, calma y cercanía.
Que también llegue a tanta gente que sufre, en los países en guerra, a
los birmanos expulsados de su país que vagan por el océano, a los que cruzan en
balsas el Mediterráneo, pero también a ese que tengo a mi lago, al vecino, al
amigo, al familiar. Que su Espíritu nos transforme y nos impulse al menos a
intentar vivir de otro modo, cada uno con sus posibilidades pero con Él.
Una preciosa canción nos puede ayudar a irlo consiguiendo.
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